lunes, 19 de mayo de 2008

Ginecología en el medioevo. La historia de la primera ginecóloga conocida.

Por Rocio Ballon
publicado en Página12 el 17 de mayo de 2008

Fue la primera ginecóloga de la historia. Pionera en investigaciones sobre cuestiones femeninas como el parto y la menstruación, ejerció la medicina en la primera escuela autónoma de la Iglesia en la Italia medieval. Recomendó que las pacientes fueran tratadas por médicas, para moderar el miedo y la vergüenza de ser vistas frente a los hombres. Esta es la historia de Trótula y el grupo de mujeres científicas que la acompañaban, las damas de Salerno.


La historia de la ciencia suele entrañar relatos perdidos de mujeres que vivieron, pensaron y sintieron de un modo avanzado para su época. Mujeres científicas que se destacaron en sus áreas y que muchas veces suelen ser olvidadas, ignoradas, negadas por quienes escriben esta historia.

Acaso Trótula sea una de ellas. Se desconoce la fecha en que nació. Su nombre sufrió metamorfosis continuas, así como las proteicas formas que experimentaron sus escritos, en reiteradas ocasiones plagiados por médicos y copistas. No faltaron ocasiones en que sus ideas fueron utilizadas con la omisión del nombre de su autora.

O quizás de su “autor” porque no fueron pocos los historiadores que insistieron en que tamañas investigaciones no podían haberse originado en el pensamiento de una mujer. Incluso a principios del siglo XX se justificaba esa idea porque en su lenguaje aparecían “instrumentos quirúrgicos demasiado complicados y ninguna mujer escribiría tan explícitamente sobre cuestiones sexuales”.

Lo cierto es que Trótula existió y fue una de las médicas que ocuparon los lugares más destacados de la Escuela de Salerno, en Italia, y en toda la Historia de la Medicina. Sobresalió en un tiempo marcado por el declinar del oscurantismo en Europa. Escribió varios tratados, entre ellos: Passionibus Mulierum (Trótula Maior), que fueron textos utilizados en las escuelas hasta el siglo XVI.

Con el advenimiento del siglo XII, algunos copistas empezaron a atribuir la autoría de sus libros a su marido, también médico de Salerno, hasta que su nombre fue definitivamente sustituido por su forma masculina: Trottus.

Trótula nació en el siglo XI. Ejerció de manera destacada la docencia junto a un grupo de estudiosas que pasaron a la historia en materia de investigación médica. Teorizaron sobre temas de una forma que nadie había logrado hacer antes. El cuerpo femenino todavía era un misterio por develar así como lo eran asuntos tan variados como la menstruación, el parto, la concepción, el puerperio, el control natal y las enfermedades del útero.

“SI QUIERES UNA NOCHE LEVE, TOMA UNA CENA BREVE”

Frecuentemente se considera de manera excesiva a los siglos comprendidos por el período medieval como equivalentes a una época de oscuridad y empobrecimiento en materia de conocimientos científicos. Sin duda, nada de esto corre para quienes formaron parte de la institución médica salernitana; médicas y médicos responsables de transitar un período que se conoce como el Renacimiento en medicina por la valiosa recuperación de saberes diversos y ancestrales en el tratamiento de pacientes.

Ubicada en el golfo de Pesto, pocos kilómetros al sur de Nápoles, la Escuela de Salerno fue la primera institución concebida para el estudio exclusivo de la medicina. Su fama es doblemente meritoria ya que se trató nada menos que del primer instituto médico que careció de conexión directa con la Iglesia medieval.

Según la leyenda, acogió en su seno un universo de ideas que un par de siglos después hubieran causado el deleite y frenesí de cualquier humanista. Se sabe que fue fundada por un griego, un cristiano, un judío y un musulmán y que el conocimiento albergado entre sus paredes era un apetitoso enlace de valores y saberes entre culturas.

La Escuela surgió a comienzos del siglo X y floreció durante los siglos XI y XII. Albergó cientos de médicos destacados, investigaciones hasta ese entonces nunca realizadas y una combinación acertada entre cirugía y medicina, unión poco usual para el momento de estas dos disciplinas que solían estudiarse por separado.

Los historiadores afirman que, curiosamente para la época, su interés estaba centrado en el empirismo y la observación y no en el aspecto teórico y especulativo. Cuentan, además, que el plan de estudios era tan bueno que fue adoptado tiempo después por la Universidad de París.

Numerosas mujeres ocuparon allí lugares preponderantes. Fueron docentes, investigadoras y alumnas que estudiaron con ahínco a Hipócrates y Galeno. En la ciudad italiana se formaron las primeras médicas: Rebeca, Constanza, Tomasa, Estefanía y Trótula; son las más recordadas “damas de Salerno”.

Ellas y todos los aprendices que pasaron por allí debieron estudiar para poder ejercer la profesión. Primero, dos años de Lógica y Humanidades, luego cinco años de medicina propiamente dicha y finalmente un año de práctica con un médico consagrado de la Escuela.

Entre sus más conocidas enseñanzas se destacan las indicaciones farmacológicas. Ungüentos con mercurio para afecciones cutáneas y algas marinas en caso de bocio, fueron algunas de las prescripciones médicas.

La obra tal vez más famosa es el Regimen sanitatis Salernitatum, poema didáctico dedicado fundamentalmente a la dieta. Se trata de una serie de consejos sobre higiene y modo de vida escrita en verso, fruto de experiencias de los maestros salernitanos, de gran influencia entre los médicos durante muchos siglos. Entre los textos se incluía uno con 3520 versos latinos de aforismos, uno de los cuales conserva plenamente su vigencia: Ut sis nocte levis, sit tibi coena brevis, que significa “si quieres una noche leve, toma una cena breve”.

NI COMADRONAS NI PARTERAS

Científicas. Así deben considerarse hoy a las damas de Salerno y muy especialmente a Trótula. Se sabe que en la Italia medieval, las mujeres pertenecientes a familias más o menos acomodadas accedieron a las formas más elevadas de educación.

Pero ¿por qué los aportes de esta médica se tornan tan significativos? En primer lugar porque vivió en una época donde el desconocimiento sobre las dolencias, el funcionamiento y el accionar sobre el cuerpo femenino eran moneda corriente. Sus obras develan hoy un sostenido rigor científico y una sensibilidad profunda.

La primera y más conocida es un tratado de ginecología y obstetricia, Trotulae curandarum aegritudinum mulierorium ante et post partum, más conocido como Passionibus Mulierum Curandorum (Las Dolencias de las Mujeres), de sesenta capítulos, en el que se trata la menstruación, la concepción, el embarazo, el parto, el control de la natalidad, además de diversas enfermedades ginecológicas y de otro tipo, así como de sus remedios.

Este tratado se conoce también como Trotula Major o simplemente como Trótula y se usó como texto de medicina hasta el siglo XVI, habiendo sufrido multitud de plagios a lo largo de los años. La otra obra es un tratado sobre la cosmética, así como del cuidado de la piel y la higiene como prevención de enfermedades llamada Ornatu Mulierum, también conocida como Trotula Minor.

Durante aquellos tiempos en los que las mulieres salernitae ejercieron con destacadas competencias la medicina, Trótula osó afirmar, por ejemplo, que los problemas de fertilidad podían ser ocasionados tanto por hombres como por mujeres. En pleno medioevo pensar que un hombre podría ser también culpable de una fallida fertilización era inconcebible para el espíritu de la época.

Recomendó que las pacientes fueran atendidas por médicas debido a que en presencia de hombres solían experimentar pudor y miedo y porque eran ellas las que conocían mejor el aparato femenino. Escribió sobre una infinidad de temas, entre ellos, la menstruación, que culturalmente era considerada como un estado peligroso.

Decía Trótula, “como las mujeres son por naturaleza más frágiles que los hombres, están también más frecuentemente sujetas a indisposiciones, especialmente en los órganos empeñados en los deberes queridos por la naturaleza. Como tales órganos están colocados en partes íntimas, las mujeres, por pudor y por innata reserva, no se atreven a revelar a un médico hombre los sufrimientos procurados por estas indisposiciones. Así, la compasión por esta desgracia suya y, sobre todo, la petición de una noble dama me han inducido a examinar de modo más profundo las indisposiciones que afectan más frecuentemente al sexo femenino”.

Y agregaba, “así pues, como las mujeres no tienen calor suficiente para secar el exceso de humores malos que se forman cotidianamente en ellas, y como su innata fragilidad no les permite soportar el esfuerzo de expelerlos naturalmente a través del sudor, como hacen los hombres, entonces la naturaleza misma, a falta de calor, les ha asignado una forma especial de purificación, o sea la menstruación, que la gente comúnmente llama ‘las flores’. De hecho, como los árboles sin flores no producen frutos, así las mujeres sin sus propias flores están privadas de la facultad de concebir”.

Hoy, la figura de esta médica no deja de resultar impactante. Se dice que murió en el año 1097. Claro que no hay nada seguro en lo que respecta a la figura de Trótula, nada, excepto sus aportes a la ginecología y la obstetricia.

Inteligencia colectiva como una propiedad emergente

Por Sergio A. Moriello
publicado en Página12 el 17 de mayo de 2008

Las colonias de hormigas, los enjambres de abejas, las mangas de langostas, los cardúmenes de peces, bandadas de aves y las manadas de lobos actúan eficientemente en conjunto como si tuvieran una especie de inteligencia colectiva. Se trata de reglas simples que siguen cada uno de los miembros y que generan un comportamiento global emergente, con características inteligentes.

La “Vida Artificial” es un campo del conocimiento muy joven y tiene como objetivo el desarrollo de sistemas artificiales que muestren los rasgos distintivos de los sistemas vivos naturales. La importancia de su estudio radica en que estos últimos constituyen excelentes fuentes inspiradoras para el desarrollo de la tecnología. En efecto, el biológico es un modelo muy optimizado que ayuda al hombre a solucionar –con extraordinaria eficacia– muchos problemas complejos no convencionales que surgen a partir de su interacción con el entorno.

Los sistemas de Vida Artificial consisten en un abrumador número de “criaturas” (programas relativamente simples que se simulan en una computadora), que forman densas redes de interacción y operan –de manera múltiple, local y simultánea– sin que exista un control central. Los comportamientos de cada individuo no se programan; los investigadores sólo se limitan a darle un conjunto reducido de reglas de interacción que especifican lo que debe hacer cada una de ellos de acuerdo con la situación en que se encuentre.

De este modo, nadie es capaz de saber con precisión qué actitud tomará cada criatura en particular en un momento dado. Y, debido a que se verifica un fenómeno de emergencia, el conjunto puede resolver problemas que cada una de ellas es incapaz de realizar por sí misma.

CRIATURAS SINTETICAS QUE INTERACTUAN

Una clase de modelo de Vida Artificial es el “ecosistema artificial”, un conjunto de criaturas sintéticas que interactúan y evolucionan dentro de un mismo entorno espaciotemporal computacional. Se trata de un sistema complejo en donde cualquier acción de cualquier especie puede afectar potencialmente a todas las demás, tanto en ese instante como en el futuro. Aunque todavía no es posible simular razonablemente la increíble complejidad de los grandes ecosistemas naturales, estos entornos pueden utilizarse como laboratorios para explorar algunos aspectos básicos de la evolución, como la emergencia de conductas sociales (por ejemplo, la comunicación, la cooperación, la competencia y las relaciones).

Al igual que su equivalente natural, se puede esperar que existan muchas “especies” artificiales (cada una ejecutando las tareas para las que ha sido creada). El diseño organizacional de estas criaturas dependerá de sus tareas y del entorno en donde evolucionen. El fin de cada una de ellas es su propia preservación: tratar de estar operativas la mayor cantidad de tiempo y ocupar la mayor cantidad de espacio de memoria de la computadora.

Por ejemplo, para algunas criaturas el tiempo de reacción será un factor imprescindible (no podrán “perder tiempo” razonando), mientras que para otras será fundamental la capacidad de razonamiento (se “darán el lujo” de emplear el tiempo suficiente como para poder predecir los efectos de sus futuras acciones).

PERSIGUIENDO EL BIEN COMUN

El comportamiento complejo y global, que cualquier persona podría considerar intencional, puede ser el resultado emergente de las numerosas interacciones simples que se establecen entre una enorme cantidad de entidades individuales. Se observa en los vertebrados (como las bandadas de aves o los cardúmenes de peces) o en los insectos (como las colonias de hormigas o de termitas, los enjambres de abejas o de avispas o las mangas de langostas).

Por ejemplo, considerada de manera aislada, una hormiga es una criatura bastante estúpida, capaz de ejecutar -aunque de forma fiel y obstinada- un escaso conjunto de rutinas innatas y de interactuar -de manera local y limitada- con sus vecinas. No obstante, tomadas en grupo, pueden erigir sociedades complejas con sofisticadas actividades como agricultura, ganadería, arquitectura, ingeniería e, incluso, prácticas de esclavitud.

El conjunto podría considerarse como un “metaorganismo”, ya que funciona como una unidad y manifiesta tanto una conducta global como una inteligencia colectiva. Es decir, nadie planifica, ordena ni controla, pero emerge un eficaz comportamiento social que las lleva a trabajar juntas persiguiendo objetivos comunes.

Tomando como inspiración la eficiente conducta social de algunas especies cooperativas exitosas del reino animal, los investigadores en ciencias de la computación desarrollaron algoritmos muy útiles para resolver algunos complicados problemas prácticos, un enfoque conocido como “inteligencia de enjambre” (o swarm intelligence, en inglés).

Los enjambres artificiales se caracterizan por ser sistemas distribuidos, descentralizados y autoorganizados. Se trata de criaturas que exhiben un fuerte énfasis en la reacción y en la adaptabilidad, cuentan con información local y limitada y son capaces no sólo de percibir el entorno sino también de modificarlo. Dependiendo básicamente del software, presentan distinto grado de homogeneidad: desde los totalmente homogéneos (una sola “especie”) hasta los totalmente heterogéneos (tantas “especies” como miembros).

A LA BUSQUEDA DEL CAMINO MAS CORTO

Dentro del enfoque de inteligencia de enjambre, una de las técnicas que más destaca es la que emula el comportamiento de una colonia de hormigas (Ant Colony Optimization, ACO). La idea básica consiste en emplear la estirmergia, una forma de comunicación indirecta entre sus miembros que utiliza el entorno a fin de alcanzar sus objetivos (entre ellos, coordinar a dicha colonia).

Una aplicación interesante de esta técnica es la de encontrar el camino más corto para establecer las rutas en Internet; en otras palabras, cómo encaminar eficientemente los mensajes entre los nodos de la red a través de los routers.

El algoritmo de búsqueda funciona como se describe a continuación. De una forma más o menos al azar, un conjunto enormemente grande de hormigas virtuales se desplaza en busca de “alimento” (el o los puntos de llegada) explorando las inmediaciones de su “hormiguero” (el punto de partida). Mientras atraviesa el espacio de soluciones, cada insecto “marca” el camino transitado depositando un rastro de feromona que otros pueden seguir (emulando al cretense Teseo adentrándose en el laberinto).

Dado que el rastro es transitorio (se “evapora” con el tiempo), las nuevas hormigas que salen del hormiguero son atraídas por las rutas más cortas. Al ser transitadas por otras hormigas, el rastro de feromonas de esa particular ruta se intensifica cada vez más. Al final del proceso, lo habitual es que el conjunto seleccione la ruta más corta entre los puntos de partida y de llegada, ya que justamente es la que presenta el rastro más fuerte.

Lo interesante de esta técnica es que las hormigas pueden adaptarse adecuadamente al entorno: debido a que éste es dinámico, es posible que surjan determinadas complicaciones, como el bloqueo o la congestión en las rutas. En este caso, y dado que exploran sin cesar nuevos trayectos, las hormigas establecen rutas alternativas, con lo cual siempre están preparadas para responder a los cambios del medio ambiente.

Esta técnica también se utiliza en el análisis de datos financieros, en la resolución de problemas de producción industrial, en la optimización del recorrido de flotas de camiones y en la búsqueda de páginas interesantes por la web. Sin duda, a medida que transcurra el tiempo, seguirán apareciendo más aplicaciones prácticas de la inteligencia de enjambre.

LA DELGADA LINEA ROJA

Es interesante analizar la densidad de insectos que constituye el enjambre. Cuando es baja, el conjunto se comporta de modo caótico, ya que hay escasos individuos y pocos encuentros entre ellos. Pero, a medida que la densidad se incrementa, los encuentros se multiplican de forma exponencial y los patrones de actividad comienzan a distribuirse de manera más uniforme. Cuando la densidad alcanza un determinado valor umbral súbitamente estos patrones rítmicos se propagan y afectan a todo el enjambre.

En este punto, el caos vira a orden y el sistema se comporta de un modo colectivo no predecible a partir del comportamiento de sus elementos individuales. Se puede decir, entonces, que el enjambre regula su propia densidad generando un orden emergente –un comportamiento global coherente– que lo abarca totalmente y que lo sitúa en lo que se conoce como el “borde (límite o frontera) del caos”.

Se trata de un difuso dominio transicional, con suficiente orden (estabilidad) como para poder desarrollar procesos, pero con una cierta dosis de desorden (inestabilidad) como para ser capaz de adaptarse a situaciones novedosas.

Se observa en todo sistema lo bastante complejo (sea un organismo, una mente, una sociedad o un ecosistema), que naturalmente evoluciona hacia y se mantiene dentro del estrecho dominio de “inestabilidad limitada”, oscilando entre el orden rígido y el desorden anárquico, de manera periódica.

Es en esta delgada franja en donde los insectos encuentran el adecuado número de conexiones (integración) y mantienen una óptima comunicación, de forma tal que se maximizan las capacidades potenciales de procesamiento de la información y de innovación, cambio y creatividad.

ETERNA AUTOORGANIZACION

Como todo sistema complejo, los enjambres se caracterizan por su autoorganización. Es decir, por la forma como surge espontáneamente un orden en el sistema a partir de la interacción de sus elementos (al superarse un determinado umbral). En los fenómenos de autoorganización es fundamental la idea de edificación de estructuras funcionales diferenciadas sobre la base de niveles, por estratos, una por encima de la otra.

Las interrelaciones entre los elementos de un nivel originan nuevos tipos de elementos en otro nivel más alto, los cuales se comportan habitualmente de una manera muy diferente, con una dinámica propia. Por ejemplo, el pasaje de las moléculas a las macromoléculas, de las macromoléculas a las células y de las células a los tejidos.

Para continuar siendo viable, un sistema complejo debe reorganizarse de forma permanente, balanceando sus diversas presiones internas y externas a fin de cambiar y adaptarse, pero intentando siempre mantener su organización esencial.

Así, por un lado, los cambios son internos: algunos elementos sólo interactúan con sus vecinos más cercanos, acoplándose mutuamente y formando una subestructura funcional local; pero pronto este orden se va propagando -de forma global- por todo el sistema.

Típicamente, esta propagación del orden se autorrefuerza por realimentación positiva y sólo se detiene cuando todos los elementos se han acoplado. En este punto, el sistema se estabiliza y la realimentación se vuelve mayoritariamente negativa, con lo cual neutralizará cualquier pérdida de organización (estabilización dinámica u homeostasis). Pero, por otro lado, cuando se modifica el entorno, los elementos que directamente interactúan con él, tendrán que acoplar sus respectivas estructuras funcionales. Este acoplamiento se propagará hacia adentro, hasta que el sistema completo se acople a la nueva situación.

martes, 15 de abril de 2008

Amaral en San Isidro

Encontré este video de Amaral que grabé cuando se presentaron allá por 2004 en el andén de la estación del tren de la costa, en San Isidro. Si miran con atención en un momento se ve pasar el tren detrás de Eva. Para disfrutar, verdaderamente de colección, dudo que se repita algo remotamente parecido.
Si alguien conoce al infradotado ese que no para de aturdirme con sus grititos y palmadas durante todo el concierto, que lo mate, por favor.

miércoles, 25 de abril de 2007

Biocombustibles: Beneficios para pocos, perjuicios para todos

Estamos asistiendo en casi todo el mundo al nacimiento de una nueva paradoja económica, generada por el apurado y desorganizado surgimiento de una nueva fuente energética, los biocombustibles.
Como breve introducción diré que con un horizonte de reservas de petróleo en baja irreversible, y asumido que la economía dependerá por muchos años más de los combustibles, cualquiera sea su origen fósil o biológico, se está implantando en mucha gente la idea de dedicar diversos cultivos -y por lo tanto, tierras- a la producción de biocombustibles.
En un contexto de petróleo muy caro para los próximos años esto supone que se dedicarán tierras que podrían producir alimentos para gente a producir cultivos para alimentar fabricas de alcohol y biodiesel.
Ejemplos de estos cultivos son el maíz, la soja, la colza, y un largo etc.
No es difícil imaginar que la demanda por cultivos energéticos más los alimentarios hará que se presione la frontera agrícola avanzando sobre las últimas áreas forestales que nos quedan.
No nos engañemos, los biocombustibles generan tantos gases de invernadero como el petróleo - se queman a CO2 + H2O- y contribuyen al calentamiento global. Además, si desmontamos bosques para producir biocombustibles el efecto es peor pues se pierde área forestal que absorbía CO2, regulaba la temperatura del aire y el escurrimiento del agua, protegía el suelo de la erosión y era fuente de biodiversidad.
Dicen los optimistas que solo se dedicarán los excedentes de los cultivos alimentarios a producir biocombustibles sin comprometer la provisión de alimentos. Yo me pregunto: mientras haya gente con hambre, ¿se puede hablar de excedentes?. Pero claro, se trata de la seguridad alimentaria de quienes pueden pagar por los alimentos.
También dicen que se cultivarán zonas desérticas pero no nos olvidemos que son suelos muy frágiles susceptibles a la salinización, y su riego requiere una cantidad de agua que no está disponible.
Por último, la demanda de combustibles de nuestra sociedad es tan vasta que ni toda la producción agrícola del mundo convertida en biocombustibles podría abastecerla. Obviamente, se trata de reemplazar parte del consumo de petróleo a fin de moderar los efectos de los altibajos en su producción.
La solución no son los biocombustibles con este modelo de consumo, pero si tenemos que convivir con los cultivos energéticos estemos alertas para que no se comprometa la seguridad alimentaria de nadie y a que no se degrade el medio ambiente con consecuencias aún más graves que en la era del petróleo que está llegando a su fin.